Wednesday, February 1, 2012

El Hombre Que No Sabía Llorar (1939)

Cuando yo era un estudiante en la Universidad de Filipinas, veía obras de teatro en el Teatro Guerrero, el cual fue nombrado en honor al dramaturgo Wilfrido Ma. Guerrero. En conmemoración del centenario de su nacimiento,  se presentará su obra “The Forsaken House” del 15 de febrero al 4 de marzo.


Estrenada en la Gran Ópera de Manila el 27 de febrero de 1947.



Wilfrido Ma. Guerrero nació en Ermita, Manila en 1911, y murió en 1995, a los 84 años. Pertenece a una reconocida familia de escritores.  Su tío fue Fernando Ma. Guerrero, quien fue un gran escritor de la lengua española.

A los 14 años Wilfrido escribió su primera obra de teatro “No Todo Es Risa”, la cual se presentó en su escuela, el Ateneo de Manila.  En 1934, mientras estaba estudiando en la Universidad de Filipinas, escribió su primera obra en ingles “Half an Hour in a Convent”.  Durante las siguientes décadas,  creó más de cien obras teatrales y recibió varios premios nacionales y distinciones.

El siguiente es un fragmento de su cuento “El Hombre Que No Sabía Llorar”, el que fue publicado en 1939  en el diario “Sabatino de la Vanguardia".

________________________________________________________________


A los veinte años Silvio cursaba el bachillerato en el Ateneo  de Manila. Una vez cayó en sus manos un ejemplar de un libro de poesías en inglés titulado “Primeras Hojas” por Rafael Zulueta de Costa,  joven profesor de La Salle.

Una de las poesías comenzaba así: “Cansado de mí mismo, un día a un niño hice sollozar… No lloro él: sólo los hombres lloran… pregúnteselo a la noche. Pero este niño de sus ojos gruesas lágrimas brotaron…”

Silvio, incrédulo, leyó y releyó aquellas líneas, pero no llegó a comprenderlas. Sería equivocación de imprenta, se dijo.  Son los correctores de pruebas tan torpes a veces.  Habrá querido decir:  ‘… sólo las mujeres lloran…”

En uno de los sermones de la misa de siete de un domingo en la iglesia de San Beda, oyó decir al sacerdote: “ Bienaventurados los que lloran, porque de ellos es el Reino do los Cielos.” Comos si no hubiera oído. Palabras incomprensibles para mí, se decía Silvio. El cielo no se gana con lágrimas. Sólo los fuertes de corazón entran en él.

Y pasaron los meses, los años. La vida, que es tan buena, hacía caer una lluvia de preocupaciones, desilusiones, humillaciones, sobre el alma de Silvio, y aunque éste se mostraba apenado, no lloraba. Le veían sus amigos ir cabizbajo, pero sus ojos se conservaban serenos y claros. Lágrimas, tu nombre es mujer… y debilidad.

Tenía que suceder lo que a todos los hombres les está impuesto por el pecado de Adan: Silvio enfermó y murió.

Y nadie lloró. Tenía amigos que la querían, le apreciaban, pero nadie lloró. Tenía parientes, que es otro resultado del pecado de Adan, pero nadie de ellos osó llorar. No es que querían: algunos hasta hacían esfuerzos sobrehumanos… siempre se llora por un amigo ido, vamos… pero no podían llorar por Silvio. Porque Silvio nunca lloró por ninguno.

Y cuántos Silvios hay en el mundo que no lloran. Que no han llorado. Que no quieren llorar.

En el entierro de Silvio se oyó a una vieja musitar:  — De los que no saben ni pueden ni quieren llorar, compadeceos, señor.

Wilfrido Ma. Guerrero
Sabatino de la Vanguardia
Manila
25 de febrero de 1939


English Translation

Vocabulario

Sollozar - sob
Brotar - sprout
Bienaventurados - blessed
Cabizbajo - crestfallen
Osó llorar – dared to cry
Musitar – whisper, mumbling




El edificio histórico fue demolido en los años 1970, y en su lugar se construyó un hotel “Manila Grand Opera Hotel” en 2008.