Friday, February 22, 2013

El Idioma Español en Filipinas durante la década de 1950


El presidente Elpidio Quirino recibió una cálida acogida en Madrid durante su visita en 1951. En la terminal aérea, el presidente fue recibido con honores por el Generalísimo Francisco Franco. En su discurso pronunciado en la cena de gala, el Caudillo, recordó los fuertes vínculos que unen a Filipinas y España.

«Cerca de cuatro siglos vivieron nuestros pueblos unidos en el mismo seno familiar, cuatro siglos de convivencia no pueden ser borrados por medio de ausencia, en que pese al apartamiento material que entonces representaba la distancia geográfica que nos separaba, los pueblos español y filipino conservaron los lazos indestructibles de la fe y de la familia. 1 »


La histórica visita del presidente Quirino a España (octubre de 1951).

El presidente Elpidio Quirino, como todos los anteriores presidentes de Filipinas, hablaba español con fluidez. Durante la década de 1950, varios líderes prominentes,  incluidos vicepresidente Fernando López, senador Claro M. Recto, senador José C. Zulueta, y otros senadores, eran hispanohablantes.

Sin embargo, fue evidente que el idioma español se encontró moribundo en las islas. El censo reveló que la población total era de 19,234,182, y el castellano era hablado por menos de 2 %; el inglés 37 %; y al menos cinco millones de filipinos no hablaron ningún idioma oficial (tagalo, inglés, y español). De los más de 50 periódicos en español antes de la segunda guerra mundial, sólo el Voz de Manila seguía publicando pero apenas sobrevivía, a pesar de la lealtad de sus lectores existentes. 2 El otro periódico español La Opinión había dejado de publicarse. Novelas españolas, como la obra balmoriana Los pájaros de fuego, no se publicaron por su falta de rentabilidad.


En el julio de 1952, la revista  Cuadernos Hispanoamericanos3  publicó:

«Ya estábamos un poco hartos de toparnos con bastantes y buenos universitarios filipinos, con apellidos bellamente españolas como Mañosa, Roldán, Alcántara y De los Santos, y que, sin embargo, apenas si chapurreaban algún que otro vocablo en lengua castellana. ¿Qué habrá ocurrido allí, en las lejanas Islas Filipinas? El inglés norteamericanizado de unos y el inglés perfectamente inglés de otros daban pronta respuesta a esta dolorosa inquisición. El castellano, idioma consonante con la espiritualidad hispánica del pueblo filipino, estaba condenado a desaparecer en menos de cincuenta años, alejado de la enseñanza pública y privada por leyes implacables; prohibido casi como medio público de comunicación durante el medio siglo de dictado yanqui.» 


La lengua española era hablado principalmente por la clase alta y también por la vieja clase educada (los que reciben educación bajo la influencia española). Constituían un grupo de familias ricas y poderosas. Como el español se iba perdiendo poco a poco, se tomó la decisión de enseñarlo en las escuelas. El secretario de educación, José Romero, escribió:

«Desde hace más de cincuenta años, se ha venido y se viene gastando millones y millones de pesos para la enseñanza del inglés y últimamente también para el tagalo. Por otro lado, el Congreso de la República ha aprobado ya cuatro leyes referentes al idioma español. Son la Ley Sotto 4, relativa a la enseñanza del castellano en las escuelas secundarias; la Ley Magalona 5que dispone la enseñanza obligatoria de dicha lengua en los colegios y universidades; la Ley 1881 o Ley Cuenco6, que amplia dicha enseñanza obligatoria prescribiéndola para las Facultades de Derecho, Educación, Comercio, Artes Liberales y Servicio Extranjeras; y finalmente, la llamada “Medical Act of 1959”, que extiende la aplicación de la Ley Cuenco a la Facultad de Medicina. En una palabra, la Constitución y el Congreso reconocen y aprueban la convivencia de los tres lenguajes en nuestro país.»7


"Obra Edita por el Departamento de Educación"
Manila 1966


Los siguientes son los mensajes de los presidentes a favor de español.


Presidente Manuel L. Quezon (1935-1944)

«El idioma español es el que nos liga a los pueblos hispánicos si tenemos la prudencia y el patriotismo de conservarlo, no por considerar que para ser buen filipino debemos amar a España, sino porque para ser buen filipino, debe amarse todo aquello que sirve para fortalecer a Filipinas y asegurar su independencia y tranquilidad.»

Presidente  Elpidio Quirino (1948-1953)

«España nos dio ante todo el rico y armonioso idioma español, que fue nuestro poderoso factor de enlace y comunicación con la cultura y la civilización del mundo exterior, llenó de las páginas de nuestra literatura en sus más bellas  manifestaciones, y, aún ahora, es el idioma con que rezamos para pedir a Dios la gracia y el aliento para las grandes empresas del hoy y mañana.»

Presidente Carlos García (1957-1961)

«Fervoroso creyente, por un lado, en la pervivencia lenguaje español en nuestro país, considerado como una las bases más firmes de la cultura que nos honra y distingue, y por otro, teniendo en cuenta que nuestra historia nacional está escrita en dicho idioma, y que es el lenguaje en que escribieron nuestros caudillos, los próceres del pensamiento filipino, los héroes y mártires de nuestro glorioso ayer, creo un deber de justicia y de gratitud fomentarlo y conservarlo para la posteridad.»

Presidente Diosdado Macapagal (1961-1965)

«Es innecesario, a mi juicio, subrayar la importancia que tiene para el presente y el futuro de nuestra cultura y nuestra vida internacional, el mantener vivo y fecundo el idioma español que forma parte integrante, y no ciertamente pequeña, del sacrosanto llegado de nuestros mayores. La legislación  vigente para el efecto y la existencia misma de una División de Español y Cultura en el Departamento de Educación  constituyen prueba suficiente de esa importancia que damos los filipinos a la lengua filipina para llevar a cabo su patriótica labor, cuya plena fructificación estamos procurando con sincero afán y sostenido esfuerzo.»

Todos sabemos que ocurrió después. A pesar de los esfuerzos desplegados en los años 50 y 60, el número de los hispanohablantes siguió disminuyendo. Por último, el español dejó de ser lengua oficial y se eliminó  de la enseñanza estatal desde 1987 con la nueva constitución que se redacto tras la caída del régimen Marcos.



A pesar de lo que algunos historiadores decían, el primer Presidente de la República, Emilio Aguinaldo, hablaba español. 


Referencias:

1. La Vanguardia. La estancia con que honra a España el Presidente Filipino. 5 de octubre de 1951.
2. Keith Whinnom. Spanish in the Philippines. Journal of Oriental Studies. January 1954.  The Voz de Manila is the only surviving Spanish daily. It is driving its proprietors into bankruptcy and cannot now afford a news-service of its own. By special arrangement with the other English newspapers it reprints translation of news items and articles a day or more after they appear in other papers. It carries advertisement in English and is badly printed, with English type, and on poor paper.
3. Cuadernos Hispanoamericanos. El Español obligatorio en la Enseñanza Filipina. Julio de 1952.
4. Republic Act No. 343 (Sotto Law), approved on 26 February 1949. Includes the teaching o Spanish as one of the possible subjects in all the high schools, either public or private.  The Secretary of Education “shall take the necessary stops to comply with this provision as soon as possible”
5. Republic Act No. 709 (Magalona Law) approved on 5 June 1952. The teaching of Spanish is made compulsory in all public and private universities and collages and all students are required to complete 12 units at least in this subject. No college course is to be initiated or continued in any public or private collage or university unless Spanish is included in its curriculum
6. Republic Act No. 1881 (Cuenco Law). Approved on 22 June 1957. Amends Article 1 of Act No. 709 by increasing to 24 the number of Spanish units required by students to complete their Studies in Law, Commerce, Liberal Arts, Foreign Service and Education.  It is provided that the 24 units shall include the teaching of the original Spanish version of various Philippine works, such as the Memorías de la Revolución Filipina of Mabini, the speeches of the Congress of Malolos, and the great poems of José  Rizal, Cecilio Apóstol, Jesús Balmori, Manuel Bernabé and other notable poets.

7.José E. Romero. Secretario de Educación. Manila, 12 de Octubre de 1960