Tuesday, September 23, 2014

María Clara (1905)


Actualmente el nombre “María Clara” se suele identificar con el personaje femenino principal de la Novela Noli Me Tangere o el vestido tradicional de la filipina. No obstante, durante la época colonial María Clara se convirtió en el símbolo del país, la esperanza de la nación,  de su historia y cultura, y también la imagen idealizada de las mujeres filipinas.



El personaje de María Clara está basado en una hermosa joven 
llamada Leonor Rivera, quien fue el primer amor de Rizal. 

A Fernando Ma. Guerrero se le conocía como “Príncipe de los líricos filipinos” en castellano. Para los amantes de la literatura hispano-filipina, el autor del cuento abajo no necesita ninguna introducción. Su libro de versos Crisálidas se publicó en 1914, que incluía también el poema del mismo nombre, María Clara.
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    María Clara me miró largamente: en sus ojos florecía aquella infancia de estrellas que vio la pálida musa de Rettée.
    —¿Qué dices, María Clara?...
    Silencio aún. El verbo no desfloraba los labios de la virgen espiritual… Todas las ansiedades despertaron como en arranque de rebelión en mi pecho…
    —Háblame, María Clara, háblame…
    Y María Clara sonrió tristemente con una sonrisa autumnal y efímera y luego me tendió una de sus manos blancas, manos de lirio y de seda, manos de amor y de piedad…
    —No, —me ha dicho María Clara —yo no puedo morir. Soy el espíritu de mi raza, de tu raza; soy la encarnación de todas las tristezas, de todas las glorias, de todas las alegrías de la Patria… Yo vivo en ti, como he vivido, como viviré, si tú no me traicionas ni olvidas mis palabras buenas…
    ¡Ah! Sí. Era en verdad muy buenas las palabras de María Clara. Son muy buenas.
    —Yo no te traiciono, yo no olvido lo que me dices —la he contestado —Mírame, soy el mismo de siempre; un poco más triste y más agobiado por el fardo de la vida, es verdad, pero siempre á tu lado, siempre queriéndote como a mi propia madre… ¡siempre tuyo…! Sólo así podremos salvarnos, ganar la gloria y coronarnos de laurel…
    María Clara no me ha respondido, pero se ha llevado la diestra al pecho y me ha entregado su corazón:
    —Tómalo, —me ha dicho María Clara—es mi recuerdo para ti… Yo di a Rizal ese corazón; yo quiero dárselo á todos los filipinos… Con él seréis grandes, fuertes, y triunfadores.
    —¿Y el peligro? ¿y la mano armada de hierro? ¿y el abismo hondo y la cumbre inaccesible?
    —Nada de eso existe —ha replicado María Clara —cuando la voluntad está pronta, cuando la voluntad es verdadera… Yo sabré animarte. Sígueme. ¿No sabes que mis besos dan vida?
    Desvaneciose el ensueño, y desde entonces he seguido a María Clara — sombra de amor y de poesía — por el triste camino de la vida.
    Y María Clara me ha besado.


Fernando Ma. Guerrero
El Renacimiento. Manila
29 de diciembre de 1905

English Translation

Sunday, July 6, 2014

País de Ensueño (1907)

Durante el mes pasado estuve de vacaciones con mi familia en California. En San Diego había una tienda de juguetes, escondido en una esquina de la segunda planta en el Fashion Valley Mall, donde llegaba el sol y el aire fresco, a diferencia de la mayoría de las tiendas en los centros comerciales de Manila. 

Qué maravilloso se veían esos juguetes en los estantes. Otra vez no pude resistir el clamor de mi hijo de 6 años para comprar “Star Wars Lego”. Él ya los tenía muchos: el tanque droide, el AT-TE, los 212th Battalion Clone Troopers, la cañonera de la República, Duelo en Geonosis, etc.  No obstante, él era un gran fan de Lego y Star Wars, y siempre quería más juguetes.



Juntos como familia nos divertimos construyendo nuestros mundos imaginarios y jugando Las Guerras Clon. Jugar con los ladrillos de LEGO ha sido una buena fuente para activar la imaginación y fomentar la creatividad.

Se dice que la combinación de imaginación y de juego ha producido muchos cuentos fantásticos.

Este relato imaginario que sigue nos narra acerca de una princesa que no puede llorar. El autor, Jesús Balmori fue un escritor prolífico que publicó varios ensayos, poemas y artículos periodísticos.  A través de sus obras nos lleva a reflexionar, a pensar; a veces nos hace reír y otras llorar.  En 1940 obtuvo el primer premio en el concurso literario convocado por el gobierno filipino por su volumen de poesías «Mi Casa de Nipa».



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I

    Nació una princesa en el país que dora el sol, que besa el mar azul, y en el que canta el viento un himno de amor eterno.
    Los inmensos palacios se llenaron de flores, en los dorados templos voltearon las campanas, y sobre los muros de la ciudad imperial, los reales heraldos de la Alegría soplaron sus trompetas de oro y sus trompetas de plata.
    Un mago chino vestido de auroras bautizó á la princesa. Con los brazos hacía el sol y la frente sobre el pecho, él dijo:
   En el nombre del Amor y del Ensueño, yo te bautizo, princesita…
    —¡Oh reina! ¿cómo se llamará esta princesita?
    Y la reina, con su alma de madre, profanando el misterio del destino, contestó:
    ­—Pues, FELIZ.

II

   Llegaban las hadas al palacio azul; llegaban las hadas sobre carros ondeantes de palomas y flores, sobre carros de alas y fulgores de luna. Se llenaba el alcázar de música y ensueños, la reina vestida de esmeraldas recibía á la corte.
    Y las hadas inclinadas sobre la princesita, dejaban en la cuna real dones maravillosos.
—¡Serás preciosa!
—¡Serás amada!
—¡Tendrás ensueños!
—¡Tendrás alegrías!
—¡Tendrás llorar!... 
    Dijo el hada del llanto, despaciosamente, disponiéndose á verter sobre los ojos de la niña la esencia de su ánfora. Pro la reina, trémula, se interpuso entre el hada y la cuna… ¿qué estaba diciendo?...¡Llorar su hija! Llorar su princesita! ¡Su princesa FELIZ! No, nunca. Imploraba y plañía; que todas las lágrimas destinadas á la hija, cayeran sobre sus ojos y su corazón. La princesa del palacio azul, la princesa del palacio ensueño y las flores, no podía, no debía conocer el lloro…

    El hada radiante y altiva, consideró desprecio la súplica y consideró malicia la ignorancia, subió á su carro de rosas y murciélagos, y se fue por los aires, enmarañando aromas y auras en su áurea carrera. Pero antes de partir, maldijo á la chiquilla:
   —¡Oh, no tendrás lágrimas! ¡No sabrás llorar!
    Y la reina besó á su hija. ¡La había preservado de las lágrimas!

III
    Pero no del dolor. La niña, mujer aunque princesa, sufrió como todas las mujeres. Y eran de ver las muecas angustiosas de aquella carita infantil y divina, que sufría y sufría sin poder llorar.
   Y la reina mirando á la niña, aprendió una cosa.
    “Que el dolor sin lágrimas, es dos veces dolor.”

IV

Fueron primaveras. La princesa era linda. La princesa era pálida.
Como dijeron las hadas, era preciosa, era amada, tenía ensueños , tenía alegrías.
Pero no tuvo lágrimas; Conoció el placer: anheló llorar de gozo, no pudo…
Y desde entonces, la princesa FELIZ fue la más infeliz de las princesas.


V

    Una vez —era un atardecer en los jardines reales — ocultos en las frondas vislumbró la princesa á dos amantes.
    Él rodeaba su brazo por la cintura de la amada; ella con la cabeza echada atrás, recibía en su boca un beso.
    Seguía la princesa con su mirada triste el ensueño de idilio; pero de pronto ondularon las ramas, la dulce pareja se perdió entre las flores, y un sollozo de amor vibrante y harmónico tremó en las brisas.
   Cada flor era un místico turíbulo; un perfume leve, vago, ascendía, como el alma de un poeta, hacia los cielos; un hilo de plata cantaba en el surtidor, donde un cisne pálido sostenía el plinto de una estátua de ensueño.
    Y se alejó la princesa lentamente del jardín , con el pecho palpitante, con los ojos hinchados, con el corazón lleno de envidias y locuras…
    Se alejó la princesa, se alejó lentamente del pomposo y maldito jardín de amor.
    Heráldica celeste. Sobre gules radiaba Venus — lampadario de oro — y enarcaba el novilunio su gran ceja de azur, como el arco de luz de un sagitario que asaeteara en los ámbitos durmientes, al monarca vencido que se alejaba huyendo.

VI
    Lágrimas de pena, lágrimas monstruosas y amargas son las olas del mar. Lágro,as de alegría, lagrimas de cristal y de risa son las gotas de roció que llueve la mañana sobre el ala de los pájaro y los labios de la flor. Lágrimas melancólicas, lágrimas de oro —acaso lágrimas de amor —son las hojas que arranca el Otoño de las ramas muertas.
    Pero en los ojos lumínicos, en los grades ojos sonantes de la princesa, no ha lágrimas.
    La reina, muriendo de angustia, demandó  públicos consuelos para su hija. ¿Quién sabía el remedio de que llorase la princesa?...
    Sobre los muros de la ciudad imperial, los reales heraldos de Dolor, soplaron sus trompetas de cuerno y sus trompetas de ámbar. No se sabe de qué antros llegó una vieja corcovada y horrible.
    —Tengo mil años, dijo, y sé que el único medio para desarmar el odio del hada del llanto, es que un joven hermoso y ajenó a la princesa llegue á su palacio para implorar perdón.
   Los reales heraldos del Dolor volvieron á soplar sus trompetas de cuerno y sus trompetas de ámbar. un bello guerrero se presentó en la corte.
   —Yo iré.
   Miraba, al ofrecerse, los párpados morados y tristes de la pobre princesa.
   —¡Bendito seas! dijo la reina.
   —¡Y vuelve pronto! suspiró ella.

VII
   Soñaba ella en la vuelta del guerrero, del hermoso y bello guerrero amado.
   Porque ella le quería con toda el alma, desde que vio sus ojos alegrones posados sobre los suyos manchados de melancolía. y el guerrero volvió. Toda la corte se vistió de oro para recibirle. Venía alegre y satisfecho, contando aventuras del viaje; abismos vencidos, monstruos derrotados…
   — Y aquí tenéis , princesa, el ánfora del llanto que tanto deseasteis, aquí tenéis  todas vuestras lágrimas; lloraréis, princesa, el día que se rompa el cristal que las guarda.
   — ¿Y qué quieres en premio? preguntó ella, soñando en ponerle sobre la frente su corona real.
   —Nada princesa; solo la compasión me impulsó á haceros feliz. Yo ya lo soy; tanto que no ambiciono más.
    Brotó de sus ojos una luz de amor; siguió la princesa su mirad de él, y la encontró en los aires, estallando en un beso con la de aquella mujer, que oyera una tarde llorar de amor en los jardines reales…
    Entonces sintió celos; palpitó en su alma el despecho; y se quebró el cristal del ánfora del llanto.
    Y ante la regia corte vestida de oro, ante toda la corte reunida para engloriar sin par ventura, lloró la princesa las primeras lágrimas, mucho más dolorosas que todas sus pasadas tristísimas doloras.

Jesús Balmori
Excelsior. Manila
30 de Mayo de 1907



Monday, April 28, 2014

Quezon y El Idioma Inglés (1921)

Hace pocos meses mi familia y yo tuvimos la oportunidad de comer en el restaurante “Guevarra”1. Mi cuñada decidió celebrar su cumpleaños en este restaurante de Chef Laudico. Nos pusieron en un comedor privado, separado del resto del buffet,  para gozar de una cena tranquila y íntima con familia y amigos. El ambiente era como en una casa vieja, y la cena fue agradable y abundante. Había muchos potajes (platos) de comida diferentes para elegir. Si quieres disfrutar de una buena comida tradicional de Filipinas, a la vez que modernizada, este sitio es una buena opción.

Mi foto del restaurante «Guevarra»




Interesantemente, este lugar es una antigua casa rehabilitada,  la que antes era una mansion construida en los años veinte. El restaurante está situado en el barrio rico de San Juan, y lleva el nombre del Senador Pedro Guevara, quien fue un político y periodista del diario español Soberanía Nacional. Entre 1923 y 1936 fue elegido siete veces como representante (Comisionado Residente de las Filipinas)  en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Como el presidente Quezon, el Sr. Gueverra era un castellanohablante de origen tagalo y aprendió inglés como tercer idioma. Parece que todos los filipinos que eran alguien en aquella época eran castellanohablantes.



Desde aquella noche he pensado en por qué los autoridades no pudieron conservar el idioma español en las Filipinas. Los líderes filipinos pensaban que era necesario adoptar un lenguaje común, como fundamento de la unidad e identidad nacional. Según de la Revista Filipina del año1912, el país «debe tener un solo lenguaje oficial. Hasta el presente se han usado el inglés y el castellano, común o simultáneamente

Los periodicos bilingües eran comunes en la década de 1920.


Lo que se me ocurre que los políticos filipinos apoyaron el plan de los norteamericanos para la adopción del inglés, en lugar del español, como el sólo idioma oficial. Es triste, pero cierto que nuestro mestizo presidente, Manuel Quezon, prefirió inglés sobre su materna lengua. Años después, la fuerte personalidad de Quezon fue predominante el factor decisivo en la campaña por la aprobación del tagalo como la otra lengua nacional. El castellano dejó de ser enseñada en las escuelas primarias y secundarias, y lentamente desapareció del uso general debido a que la nueva generación de los estudiantes no lo hablaba.


1. Guevarra - una variante de la ortografía del apellido Guevara

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    Uno de los mayores problema que tiene que resolver Filipinas es la cuestión del idioma. Una nación que aspira a ser independiente, como Filipinas, debe tener un solo lenguaje oficial. Hasta el presente se han usado el inglés y el castellano, común o simultáneamente. Se han dado seguridades de que el inglés será en definitiva el idioma oficial de estas Islas, habiéndose hecho esta promesa hace muchos años. Pero esa promesa no se ha cumplido hasta la hora presente. Consuela, sin embargo, saber que aunque no se ha cumplido la promesa, tampoco se ha dado un paso atrás en este particular. Los millones de niños de las escuelas públicas se alegrarán de saber que el Presidente del Senado, el Sr. Quezon, no favorece ningún otro idioma más que el inglés, como idioma oficial de Filipinas, cual lo demuestra el discurso que pronunció ante la Inter-Alumni Union el  12 de marzo, en el que dijo en parte:

     “Acabo de leer vuestra constitución y veo que uno de los fines que perseguís es la declaración  del inglés como el único idioma oficial de Filipinas. he sido partidario de esa idea, mucho antes de saber el inglés, y, realmente, creo que esta no es una cuestión discutible. Lo han resuelto hace tiempo nuestro Gobierno y nuestro pueblo. Cuando se declaró que el inglés  se enseñase en las escuelas públicas, eso equivalió  a una declaración definitiva, de parte del Gobierno, de que el inglés será finalmente adoptado como el único idioma oficial de las Islas Filipinas. Porque sería desperdiciar el dinero el enseñar un idioma que no pudiesen usar los hombres y las mujeres, que tienen que pasar muchos años asistiendo a las escuelas para conocerlo. Y no sólo sería malgastar el dinero, sino cometer una injusticia con esos jóvenes de ambos sexos. Por supuesto, el inglés tiente que ser el idioma oficial de las Islas Filipinas.

 
Manuel Quezon (circa 1920)
  
Estaría fuera de lugar el pensar en cualquiera de nuestros dialectos para este fin, porque no podríamos convenir en cuál debería adoptarse. Como tagalo que soy, lucharé hasta el fin de mi vida por la adopción del tagalo, y el Sr. León, vuestro Presidente, hará todo lo  posible para que el ilocano sea el idioma oficial. Además, nuestros dialectos carecen de la literatura necesaria para la educación y ejercicio mental de nuestros jóvenes. Si tenemos que escoger un idioma extraño, el inglés es el único. Es el idioma internacional en el Extremo Oriente. Recuerdo que, cuando salí de Filipinas por primera vez, en mi viaje a Rusia — eso fue en 1909 y no sabía más que el castellano – desde que puse el pie en Hongkong hasta que me encontré con el primer filipino en Paris, no podía entender a ninguna de las personas con quien me encontraba. Aquel viaje me hizo aprender el inglés.

    En cierta ocasión, me senté a una mesa y quise pedir huevos. Cogí el menú y apunté algo que había en él, creyendo que decía huevos. Me dieron pescado. Así fue que desde entonces me convenció de que si quería comer huevos y no pescado, tenía que aprender el inglés.

    Pero hay otras razones más importantes, uno de los fines de esta sociedad, según supe esta noche, es mantener las instituciones democráticas, y el idioma inglés, amigos míos, es el medio mejor de conservar las instituciones democráticas en Filipinas. No quiero ser más impopular de lo que soy ahora entre los españoles y, por tanto, no voy a decir qué  es lo que se puede saber de la libertad por medio del castellano. Sólo diré que, si queréis tener una noción y concepción claras de la libertad, tenéis que obtenerlas de la literatura inglesa.

   Pero hay otra razón más importante en estos tiempos que todas las otras, desde nuestro punto de vista. Sabéis que nos cuesta mucho convencer a ciertos americanos de que debemos tener un gobierno independiente. Los que se oponen a la independencia filipina, como he dicho en varias ocasiones, pueden dividirse en dos o tres clases. No voy ahora a definir a estas clases diferentes, sino quiero solamente decir que podemos llegar a todos ellos mediante una forma de razonamiento. Cuando ellos vean que el dedo del destino señala un día en que nuestra separación tiene que efectuarse, querrán por lo menos saber que algo permanente se ha hecho aquí por el pueblo americano. Y eso halagará el orgullo de la nación americana, sus sentimientos, que, según el Sr. De Joya, gobiernan el mundo.

    Sería motivo de orgullo y satisfacción para el pueblo americano el saber que los Estados Unidos no han perdido aquí el  tiempo, que algo suyo ha permanecido y permanecerá para siempre en las Islas. Agradará a la nación americana la noticia de que, aun después de haber sido arriada su bandera, las instituciones y los ideales americanos han venido a ser una herencia para el pueblo filipino. Estará segura de ello cuando sepa que el idioma inglés ha sido adoptado por el pueblo de Filipinas como idioma oficial. Esto  es tan importante que cuando era Comisionado Residente en los Estados Unidos, me encontraba en mis viajes con gente que discutía conmigo sobre la independencia de Filipinas y generalmente, al final de la discusión, me preguntaban: “¿Cuál será vuestro idioma? ¿Qué idioma se os enseñara, cuando os dejemos? Saben, naturalmente, que el inglés se enseña en las escuelas. Yo contestaba invariablemente que sería el inglés. Digo, pues, que la adopción del inglés, como idioma oficial de las Islas Filipinas, es un buen medio para conseguir la independencia filipina. “

Revista Filipina
Abril- Mayo 1921



Friday, March 21, 2014

Nelia (1912)

A primera vista la isla de Culion parece ser uno de los lugares más solitarios de las Filipinas. La isla es parte de un pequeño grupo de islas denominadas “Las Islas Calamianes” . Este archipiélago ubicado al norte de Palawan tiene una gran diversidad que lo hace único, con ecosistemas naturales, una fauna rica, playas con arenas blancas y aguas cristalinas.

Culion : entonces y ahora

Pero a pesar de su belleza intacta, Culion no es un destino popular entre los turistas locales, y el lugar sigue luchando todavía para dejar atrás su estigma de "la mayor leprosería del mundo".

En 1906, para evitar la propagación de Lepra, el gobierno colonial norteamericano aprobó el plan de segregar todos los leprosos de las Islas Filipinas en una Colonia Leprosa, similar a la de Molokai en Hawaii. Los enfermos de Lepra fueron detenidos y desterrados a Culion para que pasaran allí el resto de sus vidas.



Culion era considerada un sanitario, bajo la administración del Bureau de Sanidad, y la isla quedó dividida en dos zonas, de «leprosos» y «sanos», separadas por puestos de control. Se pusieron en marcha medidas sanitarias como la desinfección de las cartas,  y el uso de la moneda especial para evitar la mezcla con la de circulación en el resto de Filipinas. El resultado fue el aislamiento total de los leprosos.

El aislamiento total de Culion.


Culión fue declarada libre de lepra en 1988, pero algunos de los leprosos más ancianos no fueron reclamados por sus familias y se les permitió quedarse en la isla. El estigma es tal  que muchos habitantes de Culion quieren ocultar su procedencia cuando visitan otras provincias para eludir la discriminación social.


Esta obra cuenta la historia trágica de dos amantes separados por las autoridades de salud. El escritor cebuano Buenaventura Rodriguez es el ganador del Premio Zobel en  1924 por su novela « La Pugna» . Fue elegido gobernador de  Cebú en 1937. Su obra de teatro «La Adjusta Leja de la Vaguada» fue llevada al cine en 1940.

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El panorama de Culion. Foto cortesía de Flickr, usuario Joey Rico.

     
     ¡Pobre niña… Esta noche, sus ojos humedecidos por las lágrimas, al buscar la vivienda miserable del amado, tuvieron fulgores agónicos de una vela que se apaga…
     Juaning ya la esperaba.
     Por fin llegó y …
     — ¡Nelia!...
     — ¡Juaning!...
     Y los dos se juntaron en un  a brazo doloroso…
     El hubiera sido guapo; pero ¡ay! la enfermedad maldita le desfiguró la cara. Aquel rostro estaba rojo por la lepra…
    Hablaron mucho rato; hablaron de la partida de él al día siguiente, en que á bordo de un barco iba á ser llevado á Culion.
    Ella lloraba con el dolor de desesperación, con el llanto que brota de las almas que se separan para siempre… ¡para siempre!
    — Marcharé tranquilo hacia el vapor mañana — dijo él con una sonrisa que enfloró sus labios tristes — en la confianza de que, al dolor de no verte más no se mezclará el dolor de los celos. Los cadáveres no saben de esa pasión. Mañana cuando lejos…
    — Sí, tírate al mar — contestó ella — pero no tires para morir, como quizás habrás pensado. Tírate para ganar á nado la playa.
    La idea fue luminosa y él la acogió  con entusiasmo…
    Si, se tiraría al mar; pero no para morir, como antes pensó, si no para volver nadando á la playa… ¿Porqué no?... El nadaba bien… Ella le esperaría allí, y una vez juntos huirían lejos, se refugiarían en lo sombrío del bosque, y allí estarían, apartados de la sociedad y de aquellos hombres que le despreciaban …

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     Era la hora del embarque de los leprosos: la hora fatal y solemne de las despedidas en que cada beso es un pedazo de corazón que se desprende del pecho, y cada pedazo de ese corazón guarda el más terrible de los dramas; el drama que se desarrolla en el ama…
    ¡ Que triste es el vivir del leproso! ¿Quién no se ha estremecido de compasión al oír la relación del aislamiento en que se ve un leproso? La lepra tiene la más dolorosa de las maldiciones; la maldición del contagio; de ese contagio que forma alrededor del enfermo un vacío, sólo comparable con el vacío que rodea á un cadáver en una tumba olvidada…
    El hombre se aleja del criminal porque su amistad le avergüenza; se aleja del muerto por miedo; pero sólo por asco se aleja del leproso.
    Y la multitud pestilente, seguía presenciando el desfile de los leprosos que se embarcaban…
    Juaning, estaba entre los infelices que iban á ser desterrados para siempre. Entro tranquilo en le vapor; entró con esa tranquilidad que precede á los grandes cataclismos…
    El vapor, por fin, lanzó al aire el ruido ensordecedor de su silbato, y al trepidar de la máquina, empezó a moverse…
     Hubiérase dicho un monstruo que se despertaba de un sueño pesado.


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    En brazos de la noche, la mar se revolvía nerviosa… Las olas, persiguiéndose, rebrincaban con fantásticos cabrioleos de una danza macabra…
    Y en el cielo como una invasión de espectros, las nubes se estiraban vertiginosamente…
    Nelia vagaba por la playa esperando ver llegar nadando al amado.
    Estaba hermosa Nelia. Como si fuera á asistir á la hora solemne de sus nupcias, se había ataviado extraordinariamente.
    Las olas seguían mascullando la rapsodia fúnebre de sus murmurios, acariciando mansamente las arenas de la playa.
    Nelia sondeó la oscuridad con la vista; trató de columbrar el objeto deseado en el fendo misterioso de la inmensidad de los mares.. pero nada vio.
    Y aquella virgen dulce que parecía haber nacido para heroína de un en sueño, tuvo agonías de desengaño, sintió que le dolía el alas y dos lágrimas quemantes, amargas rodaron por la seda de sus mejillas…
    Se siento triste, cansada, en la arena y con la mejilla apoyada en sus manitas comenzó á llorar por la ausencia de su amado que el destino le había arrebatado.
    De pronto, vio que el oleaje jugueteaba con un bulto; vio que el bulto se acercaba á la playa y un grito de alegría se escapó inquieto de su pecho; un grito que fue resonando en lo infinito de las aguas que seguían llegando agonizantes.
    Nelia reconoció á Juaning… Sí, el amado llegaba trasportado por las olas que rodantes y espumosas , se acercaban estallando en sudarios de espuma en las arenas de la playa…
    Nelia, toda gozosa, corrió a la orilla para esperar al ser querido.
    La oscuridad se hizo densa. la noche se hizo negra, terriblemente negra en aquel instante.
    Detrás de Nelia, el caserío de los leprosos seguía inmóvil, con algo de apoclíptico en su inmovilidad. Seguía, seguía abandonado como un sepulcro vació…
    Envuelto en las ondas negras llegó pesadamente el cuerpo de Juaning que Nelia su apresuró á estrechar entre sus brazos y cubrir de besos…
    —¡Juaning!... ¡Habla!... ¡Estoy aquí!...
    Silencio; las palabras de Nelia vagaban dolorosas en la oquedad del espacio…
    —¡Qué fríos están tus labios querido mío! — siguió diciendo la joven. —¿Te has cansado? ¿Qué tienes?... ¡Juaning!... ¡Oh!...
    Lanzó un grito horroroso; y entre al rezo misterioso del murmullo polifónico, que del fondo del oleaje dijérase que surgió en aquel instante como miserere agónico, el cuerpo de Nelia, cayó pesadamente al suelo.
    Acababa de darse cuenta de que aquel cuerpo que ella acariciaba, era el de un cadáver… Las  olas habían sin piedad aquel ser por ella tan idolatrado.

   
Buenaventura Rodriguez
Renacimiento Filipino, Manila
14 de septiembre de 1912

English Translation

Moneda de Culion.




Wednesday, February 12, 2014

Siete días en el Infierno: en manos de la Gestapo Nipona (1950)

El mes pasado, Hiroo Onoda, un teniente japonés que luchó en la Segunda Guerra Mundial y no se rindió hasta 1974, falleció en Tokio a la edad de 91 años. Estuvo más de treinta años en la selva filipina y luchó una guerra imaginada. Hasta treinta civiles, la mayoría campesinos, fueron asesinados.  El ex presidente Marcos lo perdonó, pero un sentimiento de enojo permaneció en la isla de Lubang, donde Onoda combatió como guerrillero.

Onoda le entregó a presidente Marcos su espada samurái.


Muchos asiáticos, especialmente los chinos y los coreanos, todavía guardan un profundo rencor hacia los japoneses por las atrocidades y crueldades cometidas durante su dominio.  

Hay que señalar que los miembros de la oligarquía filipina recibieron el mismo mal trato que los demás ciudadanos filipinos. Sin embargo, había colaboradores de las fuerzas enemigas como José P. Laurel, Manuel Roxas, e incluso el cónsul español en Manila, José Castaño. 


Don Benigno del Río
y Don Jacobo Zobel.

Cuando las autoridades niponas le pidieron nombres, el cónsul Castaño, miembro de la Falange Exterior, hizo una lista de “españoles comunistas”,  la cual incluyó tales escritores hispano-filipinos Rafael Antón y Benigno del Río. Al parecer, ellos escribieron algunos artículos en los periódicos locales contra la dictadura española de Francisco Franco.

En su libro Siete Días en el Infierno, publicado en 1950,  Del Río denunció la crueldad con la cual filipinos cautivos son torturado bajo la custodia de la Kempeitai, la temible policía imperial.  Y a los filipinos les pidió que no debieran  olvidar las victimas de la guerra:

“No os olvidéis de los que cayeron durante la noche”, como diría Rizal. No olvidarlos, como tampoco debemos perder el recuerdo de millones más de víctimas asesinadas en el mundo entero por el enemigo de la humanidad, el fascismo.


Benigno del Río es hijo de ricos hacendados españoles en Filipinas. En 1936 ganó el Premio Zobel con su comedia El hijo de Madame Butterfly.



Un monumento dedicado a todas las víctimas de la guerra

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     Repito que estuve siete días en la  región de Satanás, siete horrorosos días de suplicio moral y material. Las torturas que recibí no destrozaron tan sólo mi cuerpo, sino también mi alma. ¡Jamás sospechar que el hombre fuera tan malo para con el hombre! Ahora comprendía con claridad al formidable Santo de Asís. ¡San Francisco no se atrevió a llamar hermano al hombre, y sí más bien al lobo! Pero… reflexionemos un poco: ¿es que son hombres los nipones? ¡No, sigo creyendo que no! Son alevosas fieras. Y con lo que un mes después hicieron con Manila, destruyéndola y asesinando vilmente a sus habitantes, acabé por convencerme de que es imposible que esos energúmenos sean hermanos nuestros, descendientes de Adán y Eva, y tengan alma.

    Tampoco eran seres humanos los que me denunciaron. ¡No! Fascistas hispanos y nipones en sádica coyunda eran eso: bestias sin alma, engendros malditos…

     Cinco minutos más tarde llegaba a casa de mi novia, quien yo sabía que aquella tarde iba yo a salir libre. Después de beber con fruición sendos vasos de agua, y charlar un poco, tomé un triciclo y llegué a casa. ¡Qué alegría para mis viejecitos padres y para mi también al verlos tan contentos! Fue aquél el momento más feliz y emocionante de toda mi vida. Ya me esperaban, con el corazón alborozado, pues de antemano sabían que aquella tarde misma saldría de las garras niponas.

    Me bañe concienzudamente, pues hacia ocho días que mi cuerpo no gustaba más agua que el terrible water cure, y la poca, sucia y asquerosa que bebía.  Después conté a mis mayores los días de infierno que pasé; lo hice mientras cenaba. Mejor  dicho, apenas cené, pues me era casi imposible probar bocado; la emoción y la atonía intestinal me lo impidieron. Tomé  una buena purga, y cuando creí  al acostarme que pasaría una buena noche, me equivoqué de medio a medio; ¡No pude dormir, pues me parecía demasiado blanda mi caza¡ Durante siete largas noches había maldescansado mi osamente en el duro pavimento, y tenía herido, lacerado todo el cuerpo.  y tampoco me era dable conciliar el sueño, pues en cuanto caía en brazos de Morfeo despertaba intranquilo y sobre saltado, pareciéndome oír muy dentro de mí mismo, como un eco espectral y espeluznante, los gritos de mi paisa, unidos en horroroso concierto a los de las mujeres y hombres que había tendio por compañeros de celda en el “Minami Kempei Butai”:

I won’t talk…! I won’t talk!
— Aray, nanay ko! Nakúuu…Patawarin po ninyo ako…!
— Soy inocente, Virgen Santísima…!

    El día 5 de enero volví a Cortabiarte con el pantalón que me habían prestado cuando salí. Llevaba, además, un ejemplar del Sabatino de la Vanguardia. Me recibió, muy amable, el Teniente Nakano y su inseparable intérprete Nakashima. Les devoví el pantalón y les di las gracias.

— No era necesario, Mr. del Río.
— Se lo prometí al Teniente — repuse yo —. Además, prometí también traer una prueba palpable de que no soy comunista. Ahí va un cuento que escribí finalizando el año 1940 y que se publicó en La Vanguardia el 11 de enero de 1941 titulado “Un ladrón con ideas”.

    Lo tomó el Teniente Nakano y se lo entregó a un Capitán de marina que había a su lado, y que tenía una cara que le hacía la competencia al famoso gorila cinematográfico King Kong. Yo me senté mientras el marino nipón leía mi cuento. Tardó media horita en hacerlo; habló después con el Teniente Nakano, y ambos pusiéronse a mirarme y a reír. Se levantó el capitán King Kong, sonriente, y me manifestó en castizo español:

— Me ha gustado mucho su cuento. Hacía algunos años que no leía en castellano. Desde que dejé Chile en 1938, no he tenido apenas oportunidad de conversar o leer en el elegante de idioma de Cervantes.
— Gracias, Capitán…
— Nishi Tekuchi, de la Marina de Su Majestad Imperial. Sí, señor del Río. Me acaba de decir el Teniente Nakano que el señor Cónsul de España insistió mucho en acusarle de ser el jefe de los comunistas españoles. Las razones que Ud. dio en la investigación fueron bastante convincentes, y este cuento, fuera de toda duda racional, pruebas sus ideas. Realmente, era bastante extraño que el hijo de un hombre rico fuera comunista. Me dice el Teniente Nakano que olvide Ud. Lo que aquí ha visto, y las investigaciones de que ha sido objeto. Ud.  ha de comprender que estamos en guerra, y que la guerra siempre ha sido la guerra, es decir, sumamente cruel, bárbara.
— Bien. Su cuento quedará en los archivos de la Policía Militar para que sirva de futura referencia, y será añadido a su fichero.

    Unos minutos después dejaba a mis espaldas la “Estación del Sur de la Policía Militar”. Pasé enfermo cerca de un mes. Perdí 20 libras en mi prisión. ¡Diecisiete días sin mover el vientre! Tuve que tomar muchas purgas y medicinas. Principios de pelagra y avitaminosis. Piojos en el pelo. Cuatro meses con ring worm. Ocho con colores en una costilla que me rompieron a patadas. Y marcas indelebles en mi cuerpo, que no han de borrarse mientras viva, y en el alma también. Quince días sin dormir, pues cada vez que lo hacía, despertaba ante la pesadilla horrorosa de que me hallaba en la celda N.o 2 de la Villa Araneta, el siniestro y tenebroso “Manimi Kempei Butai”.

Benigno del Río
Manila, 1945