Friday, March 21, 2014

Nelia (1912)

A primera vista la isla de Culion parece ser uno de los lugares más solitarios de las Filipinas. La isla es parte de un pequeño grupo de islas denominadas “Las Islas Calamianes” . Este archipiélago ubicado al norte de Palawan tiene una gran diversidad que lo hace único, con ecosistemas naturales, una fauna rica, playas con arenas blancas y aguas cristalinas.

Culion : entonces y ahora

Pero a pesar de su belleza intacta, Culion no es un destino popular entre los turistas locales, y el lugar sigue luchando todavía para dejar atrás su estigma de "la mayor leprosería del mundo".

En 1906, para evitar la propagación de Lepra, el gobierno colonial norteamericano aprobó el plan de segregar todos los leprosos de las Islas Filipinas en una Colonia Leprosa, similar a la de Molokai en Hawaii. Los enfermos de Lepra fueron detenidos y desterrados a Culion para que pasaran allí el resto de sus vidas.



Culion era considerada un sanitario, bajo la administración del Bureau de Sanidad, y la isla quedó dividida en dos zonas, de «leprosos» y «sanos», separadas por puestos de control. Se pusieron en marcha medidas sanitarias como la desinfección de las cartas,  y el uso de la moneda especial para evitar la mezcla con la de circulación en el resto de Filipinas. El resultado fue el aislamiento total de los leprosos.

El aislamiento total de Culion.


Culión fue declarada libre de lepra en 1988, pero algunos de los leprosos más ancianos no fueron reclamados por sus familias y se les permitió quedarse en la isla. El estigma es tal  que muchos habitantes de Culion quieren ocultar su procedencia cuando visitan otras provincias para eludir la discriminación social.


Esta obra cuenta la historia trágica de dos amantes separados por las autoridades de salud. El escritor cebuano Buenaventura Rodriguez es el ganador del Premio Zobel en  1924 por su novela « La Pugna» . Fue elegido gobernador de  Cebú en 1937. Su obra de teatro «La Adjusta Leja de la Vaguada» fue llevada al cine en 1940.

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El panorama de Culion. Foto cortesía de Flickr, usuario Joey Rico.

     
     ¡Pobre niña… Esta noche, sus ojos humedecidos por las lágrimas, al buscar la vivienda miserable del amado, tuvieron fulgores agónicos de una vela que se apaga…
     Juaning ya la esperaba.
     Por fin llegó y …
     — ¡Nelia!...
     — ¡Juaning!...
     Y los dos se juntaron en un  a brazo doloroso…
     El hubiera sido guapo; pero ¡ay! la enfermedad maldita le desfiguró la cara. Aquel rostro estaba rojo por la lepra…
    Hablaron mucho rato; hablaron de la partida de él al día siguiente, en que á bordo de un barco iba á ser llevado á Culion.
    Ella lloraba con el dolor de desesperación, con el llanto que brota de las almas que se separan para siempre… ¡para siempre!
    — Marcharé tranquilo hacia el vapor mañana — dijo él con una sonrisa que enfloró sus labios tristes — en la confianza de que, al dolor de no verte más no se mezclará el dolor de los celos. Los cadáveres no saben de esa pasión. Mañana cuando lejos…
    — Sí, tírate al mar — contestó ella — pero no tires para morir, como quizás habrás pensado. Tírate para ganar á nado la playa.
    La idea fue luminosa y él la acogió  con entusiasmo…
    Si, se tiraría al mar; pero no para morir, como antes pensó, si no para volver nadando á la playa… ¿Porqué no?... El nadaba bien… Ella le esperaría allí, y una vez juntos huirían lejos, se refugiarían en lo sombrío del bosque, y allí estarían, apartados de la sociedad y de aquellos hombres que le despreciaban …

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     Era la hora del embarque de los leprosos: la hora fatal y solemne de las despedidas en que cada beso es un pedazo de corazón que se desprende del pecho, y cada pedazo de ese corazón guarda el más terrible de los dramas; el drama que se desarrolla en el ama…
    ¡ Que triste es el vivir del leproso! ¿Quién no se ha estremecido de compasión al oír la relación del aislamiento en que se ve un leproso? La lepra tiene la más dolorosa de las maldiciones; la maldición del contagio; de ese contagio que forma alrededor del enfermo un vacío, sólo comparable con el vacío que rodea á un cadáver en una tumba olvidada…
    El hombre se aleja del criminal porque su amistad le avergüenza; se aleja del muerto por miedo; pero sólo por asco se aleja del leproso.
    Y la multitud pestilente, seguía presenciando el desfile de los leprosos que se embarcaban…
    Juaning, estaba entre los infelices que iban á ser desterrados para siempre. Entro tranquilo en le vapor; entró con esa tranquilidad que precede á los grandes cataclismos…
    El vapor, por fin, lanzó al aire el ruido ensordecedor de su silbato, y al trepidar de la máquina, empezó a moverse…
     Hubiérase dicho un monstruo que se despertaba de un sueño pesado.


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    En brazos de la noche, la mar se revolvía nerviosa… Las olas, persiguiéndose, rebrincaban con fantásticos cabrioleos de una danza macabra…
    Y en el cielo como una invasión de espectros, las nubes se estiraban vertiginosamente…
    Nelia vagaba por la playa esperando ver llegar nadando al amado.
    Estaba hermosa Nelia. Como si fuera á asistir á la hora solemne de sus nupcias, se había ataviado extraordinariamente.
    Las olas seguían mascullando la rapsodia fúnebre de sus murmurios, acariciando mansamente las arenas de la playa.
    Nelia sondeó la oscuridad con la vista; trató de columbrar el objeto deseado en el fendo misterioso de la inmensidad de los mares.. pero nada vio.
    Y aquella virgen dulce que parecía haber nacido para heroína de un en sueño, tuvo agonías de desengaño, sintió que le dolía el alas y dos lágrimas quemantes, amargas rodaron por la seda de sus mejillas…
    Se siento triste, cansada, en la arena y con la mejilla apoyada en sus manitas comenzó á llorar por la ausencia de su amado que el destino le había arrebatado.
    De pronto, vio que el oleaje jugueteaba con un bulto; vio que el bulto se acercaba á la playa y un grito de alegría se escapó inquieto de su pecho; un grito que fue resonando en lo infinito de las aguas que seguían llegando agonizantes.
    Nelia reconoció á Juaning… Sí, el amado llegaba trasportado por las olas que rodantes y espumosas , se acercaban estallando en sudarios de espuma en las arenas de la playa…
    Nelia, toda gozosa, corrió a la orilla para esperar al ser querido.
    La oscuridad se hizo densa. la noche se hizo negra, terriblemente negra en aquel instante.
    Detrás de Nelia, el caserío de los leprosos seguía inmóvil, con algo de apoclíptico en su inmovilidad. Seguía, seguía abandonado como un sepulcro vació…
    Envuelto en las ondas negras llegó pesadamente el cuerpo de Juaning que Nelia su apresuró á estrechar entre sus brazos y cubrir de besos…
    —¡Juaning!... ¡Habla!... ¡Estoy aquí!...
    Silencio; las palabras de Nelia vagaban dolorosas en la oquedad del espacio…
    —¡Qué fríos están tus labios querido mío! — siguió diciendo la joven. —¿Te has cansado? ¿Qué tienes?... ¡Juaning!... ¡Oh!...
    Lanzó un grito horroroso; y entre al rezo misterioso del murmullo polifónico, que del fondo del oleaje dijérase que surgió en aquel instante como miserere agónico, el cuerpo de Nelia, cayó pesadamente al suelo.
    Acababa de darse cuenta de que aquel cuerpo que ella acariciaba, era el de un cadáver… Las  olas habían sin piedad aquel ser por ella tan idolatrado.

   
Buenaventura Rodriguez
Renacimiento Filipino, Manila
14 de septiembre de 1912

English Translation

Moneda de Culion.